Un nuevo YO Mejor Despierta: YO CRECIENTE, YO MENGUANTE y YO NI FÚ NI FÁ

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“Qué bien sienta decirlo y mucho más CREERLO y SENTIRLO”.

Hoy estaba mirando el ordenador, y el vídeo que adjunto (recomiendo verlo) apareció en mi pantalla tras pulsar accidentalmente una tecla. Cualquier día lo habría pasado de largo y habría continuado con lo mío, pero hoy me dio por verlo y ahora me alegro de haberlo hecho, pues me llevó a una reflexión que quiero compartir contigo.

Los seres humanos, así como las especies en general, somos el resultado de una evolución que ha durado milenios y que aún continúa en expansión. Precisamente ahora, estamos viviendo una etapa histórica en nuestro planeta caracterizada por una gran aceleración de todos los eventos y acontecimientos que ocurren con el consecuente impacto físico, mental, emocional y espiritual que ejercen en nosotros. Si partimos de la premisa de que todo lo que pasa en nuestras vidas nos afecta de una manera u otra, y en mayor o menor magnitud, podríamos afirmar que pueden ocurrir tres situaciones o estadíos:

  • Evolucionamos –> la mejor opción, pues significa que la experiencia se convierte en aprendizaje, y este en crecimiento personal y/o profesional. Es decir, un nuevo Yo mejor despierta al que me permito llamar el YO CRECIENTE. Cuanto más conscientes vivamos la experiencia, más abiertos estaremos a aprovechar las oportunidades que nos brinda y a integrarla en nuestra vida para obtener el máximo beneficio (en ocasiones un regalo). Imagina a alguien que pierde un tren importante y gracias a eso conoce al amor de su vida, o te despiden de un trabajo y eso te da el coraje y el impulso necesarios para emprender la actividad que realmente te gusta, o pasas por un duelo familiar que te hace valorar más la vida y lo que tienes por lo que empiezas a disfrutar más.
  • Involucionamos –> la que debemos evitar. Suele ocurrir si es nuestro inconsciente quien toma las riendas y toma las decisiones sobre todo lo que experienciamos. En ese caso, la falta de comprensión e integración como parte del proceso que representa nuestra vida, nos nubla, permitiendo que predominen en nosotros emociones negativas, y actuando más movidos por el impulso y los instintos que por la el raciocinio y la sabiduría. A este le llamo el YO MENGUANTE. También puede darse en personas con un bajo nivel de autoestima. Para mí el trato continuo y vejatorio al que someten al planeta un gran numero de personas es un claro ejemplo de involución, teniendo en cuenta que existen tecnologías avanzadas en la actualidad prohibidas y que podrían evitar todos los daños en los que se incurren.
  • Ni evolucionamos ni involucionamos –> sucede cuando pasamos por experiencias que nos sacan de nuestro eje, o dicho de otro modo, de nuestra zona de confort (aquella que conocemos bien y en la que nos sentimos seguros) y cuando pasan, pretendemos volver a la “normalidad” como si nada hubiera pasado o tratando de olvidar lo ocurrido. Esto suele suceder cuando algo impactante ocurre en nuestras vidas y sentimos que nos falta el valor, la fuerza y/o las ganas para afrontarlas y sacarles partido para nuestro futuro (aunque ni siquiera seamos conscientes de ello). Imagina que recibes una bronca fuerte e injusta de tu jefe y en vez de actuar y defender tus derechos y valores, guardas silencio y haces como que no ha pasado intentando que los días sucesivos pasen “en la normalidad habitual”, o has invertido tus ahorros en la banca en un producto de elevado riesgo, pierdes una gran suma de dinero por una crisis financiera y tras ello, en vez de invertir en nuevos productos de menor riesgo, vuelves a invertir en otro similar en el que puedes volver a perder tu dinero fácilmente. Me permite llamarlo el YO NI FÚ NI FÁ.

Es importante tener en cuenta que una misma persona puede pasar por estos tres estadios en diferentes momentos de su vida, si bien es cierto, que cuanto más conectada esté con su verdadera esencia que es divina, con el momento en cuestión, con su corazón, y con su mente (siempre manteniendo un equilibrio armonioso entre estos dos últimos), mayor espacio dará en su vida al YO CRECIENTE hasta reducir a una pequeña sombra a su YO MENGUANTE.

EVOLUCIONAR ES CRECER DESDE EL AMOR, LA COHERENCIA Y LA LIBERTAD, CON EL CORAZÓN COMO PUNTO DE PARTIDA EN TODOS LOS MOVIMIENTOS QUE HAGAMOS EN NUESTRA VIDA.

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